El tiempo en Cork es raro.
Y no me refiero a que pueda haber inundaciones en Cork cuando Farran está pasando por una de sus peores sequías, por una vez.
Es mirar atrás y no poder decidirme entre si me parece que llevo aquí seis meses o tres días. Es todo muy raro.
El fin de semana fue surrealista en el mejor sentido de la palabra, conocí a gentecita guay y me lo pasé muy bien.
Saqué la conclusión de que la atmósfera de Cork afecta seriamente a las conexiones neuronales que se encargan de formar la frase adecuada al mensaje que queremos emitir. No hay otra causa que explique la cantidad de chorradas que se dijeron... como muestra:
"-Tengo sueño...
-¿Quieres chocolate?
-¿Para qué? El chocolate no tiene cafeína.
-No, pero tiene chocolate."
Eso, y que es posible pasarse la vida yendo y viniendo de Penneys a lugares que proporcionan comida. A veces incluso sin pasar por Penneys.
Que pasar la tarde en una juguetería sigue siendo un planazo.
Cuando llegué a casa Be estaba preparado para que Jota le cortara el pelo (el resultado ha sido un desastre total, el pobre chico lo ha tenido que pasar fatal hoy en clase...), Ele estaba berreando a todo meter, Erre vino corriendo a abrazarme con cara de desesperada, Mom estaba gritando mucho a Ele y Dad estaba sacando todos los cacharros de todos los armarios de la cocina porque al mover el frigorífico para coger el tenedor de Hello Kitty había visto un ratón. Lo único cuerdo parecía Jota, y es mi hostabuelo pintor-peluquero.
Lo mejor de todo, en verdad, es que tanto ayer a la noche como hoy durante la cena hablé bastante con Dad y parece que nuestra relación va mejorando. Así que soy feliz :)
Las botas, por cierto, han tenido que ingresar de urgencia porque tienen un agujero en la suela (no preguntéis porque,pero no me dejéis calzado).
Y parece que vamos a celebrar mi 23 cumpleaños en Berlín (¡toma esa!) (Qué mal suena 23...)
That's (not) all :)
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