Pues claro que han sido las navidades más raras (hay quien diría "bizarras" ;P) de mi vida.
El 24, que aquí ni es Noche Buena ni es nada, tuve mi primera crisis de ansiedad aquí, sin mayor motivo (bueno, sí, que no sabía que se esperaba de mí) cuando subí a cambiarme, y me encerré en mi habitación un rato largo... hasta que, cuando se iban a misa, a Erre se le ocurrió que yo podría querer acompañarles.
Que en el fondo no era el caso, pero yo no estaba en situación de decir que no a nada, y tengo que reconocer que me salvó bastante la vida.
Así que la primera cosa Navideña que hice fue tragarme una misa cantada, en inglés de hora y media. No puedo decidir cual de les tres características resaltar, así que voy a hacer la siguiente aberración: cantada, en inglés, de hora y media.
Según la información que yo tenía lo que seguía era pasar informalmente por Nana and Granda's a decir "How'yah", pero cuando llegamos me encontré con que ahí había primos que yo todavía no conocía. Después de que cada niño cantara un villancico (yo me libré escondiéndome detrás del sofá, literalmente) pasamos a la cocina, y ocurrió algo muy raro...
Nana abrió todas las cazuelas de comida que tenía preparadas para la cena de navidad, cortó varias rodajas de cada cosa, lo dispuso en una fuente en la mesa y a "cenar". A cuadritos me quedé.
Nos fuimos prontito a casa, y menos mal, porque cuando, a las 6.30 de la mañana siguiente, me despertaron los niños, casi me muero.
Erre me bajó al salón de la mano porque es así de mona, y... estaba todo lleno de regalos. Pero de verdad. TODO-EL-SALÓN-LLENO-DE-REALOS. Me costó muchísimo reaccionar ante semejante visión... pero más todavía costó desenvolver todo aquello.
A las nueve y media Ka hizo té y desayunamos, cada uno bastante por su lado, y yo me subía arreglar. Me puse mi vestido de 25 euros del Dunnes y Ka (con quien, por cierto, la confianza se disparó desde el momento del 24 en el que se enteró que le había regalado "The Hobbit" a Be por su cumple) me dijo que iba muy posh.
Bueno, al rato nos dimos un lovely walk que incluyó hacer cafradas como subirnos a los montículos de los márgenes de la carretera a admirar la view, y cuando llegamos a casa empezamos a cenar. Sí, a eso de las cuatro de la tarde... los seis y Jota. Siete personitas para el día de Navidad. Muy raro todo. Nos fuimos al salón y nos tragamos una peli antes del postre. Y después, otra. Yo no entendía nada.
Por suerte para mi salud mental M. estaba libre al día siguiente así que me piré para Cork y entre ella y L. me engañaron para que pasara la noche allá, al día siguiente tenía babysitting y en nada nos plantamos en el fin de semana que...
Bufff.
Me lo he pasado genial, pero no sé ni por qué.
(Bueno, claro que sí, por la compañía, porque a veces tienes ganas de esforzarte por gente).
A ver.
Este fin de semana me hizo entender que son las Navidades para un ama de casa, porque M. y yo nos pasamos cocinando desde la noche del sábado (¿quién tiene un plan mejor que hacer bechamel para croquetas un sábado por la noche? Yo no) hasta... hasta ayer a las cuatro de la tarde. No he excluído la mañana del lunes pero tampoco he contado las lentejas para el lunch del sábado, y antes de eso hubo que hacer una lista con todo lo que nos hacía falta, que luego se desdobló en tres listas: lo que ya teníamos, lo que había que comprar el sábado en el tesco y lo que había que comprar el domingo en otros sitios. Planeamos qué cocinar cuándo de tal manera que todo estuviera listo cuando J. tuviera el coche y L. estuviera en casa (esto último lo calculamos, aunque lo hiciéramos mal) y aprovechamos el exceso de materia prima para comer y cenar during the weekend.
Pues eso, cada una aportó su granito de arena para que, al final, las cuatro (-peladas que pasamos a Navidad sin volver a casa) tuviéramos nuestra cena de Fin de Año en condiciones, con uvas y Anne Igartiburu y todo.
Tengo que pedir perdón públicamente por ponerme borde de más con la bechamel el martes, espero que ya se me conozca lo suficiente como para saber que lo que en realidad estoy diciendo no pretende ser tan horrible como suena.
Y bueno, me voy a saltar detalles porque se alarga, pero también tuvimos comida de Año Nuevo :)
Y de momento las vacaciones de los niños no las llevo demasiado mal, aunque agradezco que no sea una semana completa lo que me toca aguantar...
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